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Nota sobre la desinflación en Argentina

  • Foto del escritor: Admin
    Admin
  • 26 abr 2016
  • 3 Min. de lectura

  • Una situación compleja

  • Las medidas de Macri

  • ¿Qué puede ocurrir?

Luego de días de leer y escuchar debates sobre las distintas experiencias de periodos desinflacionarios en el mundo, entre ellos Chile, Nueva Zelanda e Israel, comprendí que la actual situación Argentina es bastante más compleja de lo que en un primer momento imagine.


Seguramente guiado por el optimismo del cambio del gobierno, específicamente del equipo económico, mis perspectivas de cómo iba a evolucionar la economía, específicamente la tasa de inflación, eran completamente distintas a lo que hoy creo.

Antes de describir los motivos por lo que pienso esto, me parece valioso sumar a la explicación las políticas económicas que llevaron adelante los distintos países para bajar la inflación.


Los países mencionados anteriormente tenían tasas de inflación moderadas, con lo cual, para reducir el aumento de los precios utilizaron políticas económicas similares entre sí. El anclaje del tipo de cambio, la fijación de tarifas, reducciones del gasto público y aumento de la tasa de interés real (aquella que surge de la diferencia entre la tasa de interés nominal y las expectativas inflacionarias) fueron las más utilizadas. Esto sumado a una política de metas de inflación consistentes y, por sobre todo, creíbles.


El anclaje del tipo de cambio y la fijación de las tarifas públicas reprimieron sustancialmente el aumento de los precios, ya que representan dos costos importantes para la determinación de los precios finales. Mientras que las políticas monetarias y fiscales contractivas reducen la emisión monetaria y la brecha del producto (diferencia entre la oferta agregada y la demanda agregada).


La consecuencia de estas políticas fue la credibilidad del plan antinflacionario, lo que permitió que los aumentos salariales y de precios sean menores, logrando así bajar la inflación.

La situación Argentina es completamente opuesta.

El nuevo gobierno heredó una situación macroeconómica insostenible, una tasa de inflación moderada y con perspectivas de aumento, la mayor presión tributaria de la historia que no alcanza a financiar el gasto público, la imposibilidad de obtener financiamiento externo debido al default, tarifas públicas atrasadas, el cepo cambiarlo consecuencia del atraso en el tipo de cambio, un alto nivel de endeudamiento de los sectores de menores ingresos, salarios reales que aumentaron más que la productividad y sindicatos con mucha capacidad de movilización.

A diferencia de la experiencia internacional, el actual gobierno no puede utilizar el atraso cambiario y tarifario como anclas nominales de los precios porque estos venían retrasados y la obligación de actualizarlos. O sea sincerar sus precios, produce una aceleración de la tasa de inflación.


A su vez, el aumento de las tasas nominales de interés está limitado por el alto nivel de deuda privada de los sectores de menores ingresos, por lo cual, el incremento del costo de financiamiento generará una mayor presión en la deuda de los sectores de menores ingresos limitando su consumo.


En tercer lugar, si bien se quitaron tarifas lo que fue un alivio a las cuentas públicas, la reducción del déficit fiscal está limitado porque gran parte del gasto público está destinado a salarios y jubilaciones.


En último lugar, es difícil coordinar expectativas debido a que ninguno de los sectores económicos, trabajadores y capitalistas, quieren perder su poder adquisitivo.


Esta situación me genera la pregunta: ¿Es posible que la actual administración logre bajar la inflación sin las herramientas de política económica convencionales?


La respuesta que doy hoy es que es muy difícil. Para lograrlo deberá reducir el nivel de actividad, con su consecuente aumento del desempleo y caída del salario real. Sin embargo, esta situación va a estar condicionada por el poco margen político que tiene el gobierno y porque las centrales de los trabajadores buscarán impedir despidos y reducciones del poder adquisitivo del salario.

* En ningún caso debe tomarse lo expresado aquí como asesoramiento o recomendación de inversión, simplemente comparto mi visión para reflexionar sobre el tema.

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